Río

      El río es, en mi opinión, uno de los elementos más vistosos de un belén popular, sobre todo cuando es observado por ese niño al que debe ir dirigido.


Desde que me acuerdo, el río nunca ha faltado en mi belén, empecé -al igual que la mayoría de los de mi generación (1956)- con aquellos ríos de "papel de plata" (así llamábamos entonces al hoy tan abundante papel de aluminio doméstico), el cual no era tan fácil de encontrar, so pena de inflarte a comer chocolate, por lo que solía utilizar, además, papel pintado con colores azules o con purpurina, luego acotaba los bordes de ese río con serrín verde y blanco, algún corcho, unas piedrecitas y algo de musgo artificial, lo iluminaba con alguna lucecita azul y lo llenaba de patos, ocas, pescadores y lavanderas ah y, por supuesto, era atravesado por varios puentes,...¡ay que ver lo contento y orgulloso que estaba con mi río.!
Con el tiempo, en vista de que mi río brillaba demasiado, traté de disimular esos brillos intentando mimetizarlo un poco más con el entorno por lo que empecé a poner, por encima del lecho, un cristal con colores difuminados y piedrecitas y, la verdad, es que ahora apenas brillaba pero ya no parecía tanto un río.
Probé con papel celofán, espejos,...pero no terminaba de convencerme, pues me parecían ríos muy planos, hasta que, en unas navidades, ví en un escaparate de una juguetería -yo vivía entonces en el centro de Madrid-, un río hecho con cristal que me pareció una maravilla; se trataba de un lecho, más o menos profundo, que no sabía como lo habían fabricado, el cual tenía arena, piedrecitas, musgo y animales acuáticos,la parte de arriba estaba cubierta por un cristal y los márgenes estaban perfectamente integrados con el resto del paisaje. Le pregunté al abuelo de un amigo, que era belenista de la ABM, ¡ vaya belenes bonitos que hacía ! (aunque a mi amigo le gustaban más los que hacíamos en casa porque ahí si que podía participar) y me explicó que probablemente estaba hecho con escayola, me dió unos consejos de como hacerlo y me puse manos a la obra -mi madre por poco me mata, menudo "guarreo"-,... fué mi primera experiencia de fabricación y. la verdad es que, no me quedó demasiado mal aunque lo que si aprendí es que este camino del belenismo no iba a ser fácil.

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